jueves, diciembre 22, 2005

El juego de Ender en el cine!!

He leído en un blog (en cuanto recuerde la referencia la pongo para que conste en acta) que van a a hacer una película del libro de Orson Scott Card "El juego de Ender". Bueno, en realidad el post hace referencia a que están teniendo ciertos problemas en su puesta en marcha por problemas de guión, hasta el punto de que, después de pasar por varios guionistas, será el propio Orson el que lo realice.

Con este libro comenzó la saga de Ender, que consta de cuatro entregas (yo sólo he leído las dos primeras).

Para los que no lo conozáis y os guste la ciencia ficción, os recomiendo encarecidamente su lectura y la de la segunda parte: "La voz de los muertos". Son espectacularmente buenos

Para no repetir lo ya escrito, os recomiendo que echéis un vistazo a los links que os he puesto para que os hagáis una idea de qué va la trama.

Os lo aseguro: os va a gustar.

Historias de Nauj: el descubrimiento.

El hombre se despertó sobresaltado. Había tenido una pesadilla horrible, muy vívida e intensa; de esas que, aunque lleves despierto un buen rato, te siguen haciendo temblar.

Estaba envuelto en sudor, el corazón le latía tan fuerte que no necesitaba un estetoscopio para poder oírlo y la misma imagen inquietante le venía a la mente una y otra vez.

Miró a su derecha buscando los números luminosos del despertador, pero no vio nada. Miró al otro lado y allí estaban. Tanteó la mesita de noche hasta encontrar el interruptor y ¡paf!, un breve estallido de luz y luego nuevamente oscuridad.

-- ¡Mierda de bombilla! – musitó.

-- ¿Qué pasa Juan? – La voz venía de su mujer, era su voz, pero las palabras que pronunciaba eran totalmente incomprensibles. Sonaban de una manera extraña; familiar, aunque no sabía determinar a qué le recordaban exactamente.

-- ¿Qué has dicho? – Juan posó la mano sobre el costado de su mujer y le habló muy bajito.
Su mujer abrió un poco los ojos, comprobó que, efectivamente, era Juan quien estaba acostado a su lado y volvió a cerrarlos.

-- Juan, duérmete, no entiendo nada de lo que dices. Mañana me lo cuentas, ¿vale, amor?.

Una ola de nerviosismo empezó a invadirle. Notó los latidos palpitando cada vez más fuerte en sus sienes. Ahora sabía a qué le recordaba: sonaba como un disco reproducido al revés.

-- ¿Pero qué…?, ¡voy a levantarme!.

Se levantó de la cama totalmente a oscuras y salió de la habitación. Se dirigió hacia el cuarto de baño de forma automática, recorriendo el pasillo con los ojos cerrados por el sueño, como ya había hecho infinidad de veces anteriormente. Pero al girar a la izquierda en el recodo chocó contra la pared.

Nuevamente maldiciones. Esta vez le pareció oír su propia voz, de forma lejana, como un eco escuchado en sueños, aunque con la misma distorsión que había notado anteriormente en su mujer.

Caminó en sentido contrario, con los brazos adelantados para evitar nuevas sorpresas.
Avanzó lentamente hasta la puerta del cuarto de baño, situada nuevamente justo en el lado contrario al esperado, y se acercó al lavabo.

Ya con los ojos abiertos, intentando acomodarse a la oscuridad, empezó a protestar:

-- ¡Joder!. ¡Vaya caraja que tengo esta mañana!.

Otra vez, oyó como se repetían sus mismas palabras, esta vez menos distorsionadas. Provenían del espejo.

Encendió la luz y allí estaba: su reflejo lo miró con sus mismos ojos somnolientos.

Volvió a hablar. A medida que se acercaba al espejo la distorsión iba desapareciendo. Cuando tenía la cara casi pegada su voz y la del espejo sonaban casi como una sola.

Se miró detenidamente. Entonces se dio cuenta: algo no encajaba. Efectivamente, el del espejo era él, pero… ¡al revés!. Es decir, no invertido como debiera aparecer, sino como realmente era él.

Y lo recordó de repente. Su sueño saltó a la gran pantalla, cogió palomitas y se acomodó en la butaca para ver la película: un dolor absolutamente desgarrador producido por el hecho de estar siendo vuelto del revés por una mano invisible…Volvió a la realidad.

-- ¿Quién eres?, ¿qué quieres?, ¿por qué …?

-- ¡Espera, espera!. Me llamo Nauj, y yo podría preguntarte exactamente lo mismo.

-- ¿Cómo has llegado ahí?, ¿o yo aquí? –preguntó Juan.

-- No lo sé – respondió Nauj. Sus caras seguían pegadas. – Sólo sé que estaba durmiendo y tenía el mejor sueño que recuerdo en años: una sensación increíble. Me sentía tan bien que casi me dolía. Entonces desperté y aquí estoy.

Juan se quedó pensativo durante un instante.

-- Nos hemos cambiado, ¿lo sabías?. Tú estás en mi sitio y yo en el tuyo– dijo Nauj. Juan lo miró fijamente.

--¿Por qué crees que ha podido pasar? – preguntó Nauj.

-- ¿Por qué?. Ni tan siquiera estoy seguro de que esté pasando realmente. ¡Joder, estoy hablando sólo!, o a mi reflejo, o a los dos… ¡Dios!, reconozco que estoy pasando una mala racha, pero esta es una extraña forma de manifestarse, ¿no te parece?.

-- No lo sé – respondió Nauj – yo estoy en mi mejor momento y creo que nunca me he sentido como tú. ¿A qué se debe tu mala racha?.

-- A lo típico: trabajo rutinario, vida rutinaria, … todo lo que hago está previamente pensado y planificado. Siempre lo mismo, … La verdad es que me siento como los hamsters que hacen girar la rueda de su jaula: siempre corriendo, pero siempre en el mismo sitio. Casi todas las noches me acuesto pensando si no habría nada que yo pudiera hacer para cambiarlo.

-- Mi vida es todo lo contrario – añadió Nauj. – Eso significa que tú y yo, siendo la misma persona, somos complementarios.

-- Sí, creo que tienes razón – afirmó Juan-- Es más, creo que es fantástico, porque para poder conocerme mejor y empezar a cambiar, sólo tengo que hablar contigo, es decir, conmigo…Bueno, ya me entiendes.

Nauj soltó una carcajada, -- Bueno, ya sabes. Dicen que nunca se termina de conocer a una persona…

-- Sí – dijo Juan, -- ni siquiera a uno mismo.

NauJ sonrió, se dio la vuelta y comenzó a salir del cuarto de baño.

-- Creo que por hoy está bien, ¿no te parece? – su voz ya aparecía algo distorsionada – Lo mejor será que nos vayamos a dormir, que mañana hay que trabajar, ¿verdad?. Y si necesitas otra vez a alguien con quien hablar, ya sabes dónde encontrarme.

Y desapareció por la puerta al mismo tiempo que él.

Juan lo seguía en su mente. Se imaginaba cómo se alejaba al mismo tiempo que él, recorría el mismo pasillo en sentido contrario, atravesaba las mismas puertas y acababa envuelto en las mismas sábanas.

Vio cómo el sueño se apoderaba de Nauj, cuánto le pesaban los párpados y, en un instante que resultó imposible determinar, un placentero fundido en negro terminó con sus dudas…y volvieron a unirse.

Efectivamente, nadie conoce realmente a nadie…Ni siquiera a nosotros mismos.

La Fundición

¡Por fin! Vuelvo a tener un rato de sosiego para soltar mis demonios.

Pues bien, siguiendo un poco la línea "Dickiana" que ha tomado el blog y que ha servido para unir unas cuantas ideillas que tenía hace tiempo en mente, os voy a presentar a Nauj.

La idea de Nauj surge a partir de la pretensión que teníamos un grupo de amigos (y que mantenemos, pero con más pausa de la inicialmente planteada) de hacer un librito de relatos cortos. Cada uno aportaría el suyo en cada reunión e iríamos eligiendo los que más nos gustasen para luego intentar "publicar" el resultado (aunque sea sólo para nosotros).

En realidad, es una excusa perfecta para juntarnos a comer e intentar "emular" las famosas tertulias literarias del café Gijón. Estas nuestras reuniones, nosotros como participantes, las ideas que surgen, ... conforman lo que en su momento los integrantes originales del grupo dieron en llamar La Fundición (no he preguntado el motivo, pero me lo imagino).

No es que seamos bichos raros (bueno, alguno hay), pero se agradece una conversación medianamente interesante en la que no aparezca el fútbol por ningún sitio...No, tampoco somos gays. Aunque si lo piensas, tal y como están los tiempos, mejor no poner la mano en el fuego por nadie, ¿verdad? ;-)

En sucesivos posts iré colgando mis relatos, empezando por Nauj.

Espero que os gusten (a la abuela no le desagradó).